29 de diciembre - Día dentro de la Octava de Navidad
Durante este día de la Octava de Navidad, seguimos profundizando en el misterio de la Encarnación. La Iglesia nos invita a meditar sobre el significado de la Natividad del Señor como la máxima manifestación del amor redentor de Dios hacia la humanidad.
Comentario del Catecismo de la Iglesia Católica
El Catecismo nos dice:
"La Natividad del Señor es la manifestación del amor redentor de Dios. Dios nos ha enviado a su Hijo para que nos redimiera y nos hiciera sus hijos adoptivos" (CIC 457).
Este mensaje nos recuerda:
- El amor incondicional de Dios: Al enviar a su Hijo, Dios nos muestra su deseo de salvarnos y acercarnos a Él.
- La redención por medio de Cristo: La Encarnación es el inicio del plan de salvación, en el que Jesús asume nuestra humanidad para reconciliarnos con el Padre.
- Nuestra filiación divina: En Cristo, somos elevados a la dignidad de hijos adoptivos de Dios, llamados a vivir en comunión con Él.
La Filiación Divina: Un Don Inmenso
La filiación divina, recibida por el bautismo, transforma nuestra relación con Dios. Ya no somos solo criaturas, sino hijos amados que participan en su vida divina. Este regalo nos invita a vivir con confianza en el amor del Padre y a comportarnos como miembros de su familia, llamados a la santidad.
Reflexión para este día
- Reconocer el amor de Dios: Reflexiona sobre cómo la llegada de Cristo al mundo es una expresión concreta del amor de Dios por ti.
- Vivir como hijos de Dios: Evalúa si tu vida refleja la dignidad y la responsabilidad de ser hijo adoptivo de Dios. ¿Tus acciones y pensamientos muestran esa realidad?
- Profundizar en la alegría navideña: Este día dentro de la Octava nos invita a prolongar la alegría de la Navidad, agradeciendo el don de nuestra redención.
Maneras de vivir este día
- Lectura y meditación del prólogo de San Juan (Jn 1, 1-18): Reflexiona sobre cómo el Verbo, que estaba con Dios, se hizo carne para que tú pudieras ser hijo de Dios.
- Oración de agradecimiento: Dedica tiempo para agradecer a Dios por el don de la filiación divina y su plan de salvación.
- Prácticas concretas de amor: Como hijos de Dios, haz un acto concreto de caridad o servicio que refleje el amor del Padre en tu vida.
San Atanasio de Alejandría, en su obra Sobre la Encarnación del Verbo, reflexiona profundamente sobre el misterio de la Encarnación:
"El Verbo se hizo hombre para que nosotros fuésemos hechos dioses; y se manifestó en la carne para que nosotros pudiésemos recibir el conocimiento del Padre invisible; y soportó la insolencia de los hombres para que nosotros heredásemos la inmortalidad."
Este pensamiento destaca la finalidad de la Encarnación: la divinización del ser humano, permitiéndonos participar de la naturaleza divina y acceder al conocimiento de Dios Padre.
Además, San Ireneo de Lyon, en su obra Contra las Herejías, afirma:
"El Hijo de Dios se hizo hijo del hombre para que el hombre, uniéndose al Verbo y recibiendo la filiación adoptiva, se convirtiera en hijo de Dios."
Esta reflexión subraya cómo, a través de la Encarnación, se establece un intercambio divino-humano que eleva nuestra condición, otorgándonos la dignidad de hijos adoptivos de Dios.
Estas enseñanzas patrísticas nos invitan a contemplar la Encarnación no solo como un acto de redención, sino también como una llamada a participar plenamente en la vida divina.
Oración para este día
"Padre amado, te damos gracias porque, en tu inmenso amor, nos has enviado a tu Hijo para redimirnos y hacernos tus hijos. Ayúdanos a vivir con alegría esta verdad, confiando en tu amor y reflejando tu bondad en nuestras acciones. Por Cristo nuestro Señor. Amén."
Este día dentro de la Octava de Navidad nos invita a meditar sobre el profundo misterio del amor redentor de Dios y a vivir como verdaderos hijos adoptivos suyos. ¡Que la alegría de la Natividad siga iluminando tu vida!