30 de diciembre - Día dentro de la Octava de Navidad
Este día dentro de la Octava de Navidad es una oportunidad para profundizar en el misterio de la humildad de Cristo. Al contemplar su nacimiento en un pesebre, recordamos que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio y la entrega total por amor.
Comentario de San Bernardo de Claraval
San Bernardo de Claraval, en sus Sermones sobre la Navidad, reflexiona:
"En la humildad de su nacimiento, Cristo nos enseña que la verdadera grandeza está en el servicio. Él, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza."
Estas palabras nos invitan a reconocer:
- La humildad del Salvador: Cristo, siendo Dios, eligió nacer en condiciones humildes para compartir nuestra humanidad y enseñarnos el valor del servicio.
- El sacrificio por amor: Su pobreza nos enriquece espiritualmente, dándonos acceso a la gracia divina.
- El llamado a la santidad: La humildad de Cristo es el modelo que debemos imitar para acercarnos al Padre.
Referencia Bíblica: La Humildad de Cristo
Filipenses 2, 6-8:
"El cual, siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a lo que aferrarse, sino que se despojó de sí mismo, tomando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz."
Comentario: San Agustín
San Agustín, al reflexionar sobre este pasaje, dice:
"El Creador de los hombres se hizo hombre para que, gobernando desde el pesebre con su poder divino, hiciera nuevas todas las cosas. Él que creó todo desde la nada se hizo pequeño entre los pequeños para redimirnos por su grandeza."
Interpretación:
- Despojo divino: Cristo no dejó de ser Dios, pero asumió nuestra condición humana por amor, mostrando el camino hacia la verdadera grandeza.
- Obediencia hasta la cruz: La humildad de Cristo no terminó en su nacimiento, sino que culminó en su entrega total por nuestra redención.
- Ejemplo para nosotros: Su Encarnación y humildad son un modelo a seguir, invitándonos a vivir con un corazón sencillo y lleno de amor.
Reflexión para este día
- ¿Cómo puedo imitar la humildad de Cristo en mi vida diaria?
- ¿Sirvo con generosidad y alegría a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús?
- ¿Reconozco y agradezco el sacrificio de Cristo que me ha enriquecido espiritualmente?
Maneras de vivir este día
- Meditación sobre Filipenses 2, 6-8: Reflexiona sobre la humildad y el despojo de Cristo, que siendo Dios eligió hacerse hombre para salvarnos.
- Práctica del servicio: Realiza un acto concreto de caridad o servicio desinteresado hacia alguien que lo necesite.
- Agradecimiento por el don de la Encarnación: Dedica un momento de oración para agradecer a Cristo por su amor y humildad.
Oración para este día
"Señor Jesús, que siendo rico te hiciste pobre para enriquecernos con tu gracia, enséñanos a vivir con humildad y amor. Ayúdanos a seguir tu ejemplo de servicio y entrega para reflejar tu presencia en nuestra vida. Amén."
En este día, contemplemos la Encarnación como el mayor acto de amor y humildad. Sigamos el ejemplo de Cristo, que se despojó de todo para servirnos y salvarnos, y hagamos de la sencillez y el servicio nuestro camino hacia la santidad. ¡Que su ejemplo ilumine nuestras vidas!