31 de diciembre - Fiesta de la Sagrada Familia
Comentario:
San Juan Pablo II, en su exhortación apostólica Familiaris Consortio, nos recuerda que:
"La familia cristiana, como la de Nazaret, es llamada a ser una iglesia doméstica, donde se vive el amor, la oración y el ejemplo de Cristo" (FC 21).
La Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a reflexionar sobre el modelo de Jesús, María y José, una familia que, desde la humildad y la fe, nos enseña el valor de la unidad, la oración y el amor incondicional. Ellos no solo enfrentaron las alegrías, sino también los desafíos propios de una vida enraizada en la fe y la obediencia al plan de Dios.
El viaje a Jerusalén y la plenitud del tiempo:
En este tiempo navideño, el Evangelio de Lucas nos sitúa en el primer viaje de Jesús a Jerusalén, marcando el inicio de un recorrido que se repetirá a lo largo de su vida. En este contexto, Dios se manifiesta a través de dos figuras fundamentales: Simeón y Ana. Estas personas de fe, cargadas de años de espera, encarnan la esperanza y la confianza en las promesas divinas.
Simeón, movido por el Espíritu Santo, entra al templo para recibir al Mesías en sus brazos, proclamando el Nunc dimittis: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya en paz". Su gesto de abrazar a Jesús es una imagen conmovedora del encuentro humano con Dios, una invitación a acoger a Cristo en nuestras vidas. Ana, por su parte, es testigo y anunciadora de la alegría que trae la presencia de Dios entre nosotros.
Este relato nos habla del cumplimiento del tiempo: "Cuando se cumplieron los días". No se trata de un tiempo que simplemente transcurre, sino de un tiempo que adquiere sentido y plenitud en la llegada del Señor. Es un tiempo de promesas cumplidas, de esperanza renovada, y de misión que comienza desde lo cotidiano.
La misión de la familia:
La familia de Nazaret, como modelo de la Iglesia doméstica, no solo vive el misterio de la encarnación en su intimidad, sino que también se convierte en testigo de la acción de Dios en la historia. Ellos "cumplen todo" y regresan a su hogar, a la sencillez del día a día, donde Jesús crecerá en sabiduría y gracia.
Este ejemplo nos invita a mirar nuestras propias familias como lugares donde el amor de Dios puede ser experimentado y compartido. Nos recuerda que nuestras esperas, dolores y alegrías pueden llenarse de sentido cuando las vivimos en comunión con Cristo.
En este último día del año, contemplar a la Sagrada Familia es una hermosa manera de empezar el nuevo ciclo con esperanza. Dejemos que su ejemplo nos guíe a vivir en fe, amor y unidad, llevando a Cristo en nuestro corazón y en nuestras acciones cotidianas.
San Agustín - Reflexión sobre el tiempo y el inicio de un nuevo año:
"El tiempo no permanece, pero tú sí permaneces, oh Creador del tiempo. El tiempo pasa por nosotros y nos renueva con el cambio de días, meses y años. Pero en ti no hay cambio, porque tú eres eterno. Que el paso de este año sea para nosotros un recordatorio de que nuestra verdadera morada está en ti, donde el tiempo no se consume y la alegría no tiene fin" (Confesiones, XI, 31).
Mensaje de esperanza para el nuevo año:
Inspirados en las palabras de los Padres de la Iglesia, podemos comenzar este nuevo año con un deseo profundo: que cada momento vivido nos acerque más a Dios, que nuestros días estén llenos de paz y que vivamos con corazones agradecidos, conscientes de que toda renovación verdadera proviene de Él.
Feliz Año Nuevo:
Con el espíritu de fe que nos une, deseamos a todos un feliz y bendecido año nuevo. Que este nuevo ciclo sea un tiempo de gracia, paz y crecimiento espiritual, bajo la guía y protección del Señor.
¡Feliz Año Nuevo!