El corazón del mensaje
La exhortación Dilexi te nos coloca frente a un eje decisivo: el amor cristiano tiene una dirección concreta: se inclina hacia los más frágiles. No es un añadido opcional del Evangelio, sino su medida práctica. Cuando la Iglesia mira, toca y escucha a quien sufre, reconoce al mismo Señor que viene a nuestro encuentro.
«Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25,40).
Este amor evita dos reduccionismos: el espiritualismo desencarnado y la mera filantropía. La caridad evangélica comienza en el encuentro personal, pero se organiza en formas comunitarias e institucionales que buscan el bien de todos.
«No estamos en el horizonte de la beneficencia, sino de la Revelación; el contacto con quien no tiene poder ni grandeza es un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres Él sigue teniendo algo que decirnos.» — Dilexi te, n. 5
«Estoy convencido de que la opción preferencial por los pobres genera una renovación extraordinaria tanto en la Iglesia como en la sociedad.» — Dilexi te, n. 7
«Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes; a los hambrientos los colmó de bienes» (Lc 1,52-53).
Puente con la Doctrina Social de la Iglesia
La Doctrina Social de la Iglesia ofrece el armazón conceptual que Dilexi te presupone y reactualiza:
- Destino universal de los bienes. La propiedad es legítima, pero su uso tiene función social: lo que poseemos está llamado a servir al bien común, con preferencia por los más débiles.
- Bien común y subsidiaridad. El cuidado de todos requiere múltiples niveles: personas, familias, asociaciones, empresas, cooperativas, municipios y Estado. La subsidiaridad potencia lo cercano; el Estado tutela cuando falta lo intermedio.
- Justicia social y caridad política. Para no quedarse en emociones, la caridad se institucionaliza: pide leyes justas, trabajo digno, salario suficiente, vivienda, salud y participación real de los pobres como sujetos.
Tres voces antiguas para hoy
«El pan que guardas pertenece al hambriento; el abrigo que mantienes en tu armario pertenece al desnudo; el dinero que entierras es del necesitado.» — San Basilio Magno, Homilía sobre la avaricia
«No das al pobre lo que es tuyo, sino que le devuelves lo que es suyo. La tierra fue dada para todos, no solo para los ricos.» — San Ambrosio de Milán, Nabot
«No compartir con los pobres lo que posees es robarles y privarles de la vida; no son tuyos los bienes que tienes, sino de ellos.» — San Juan Crisóstomo, Homilías sobre Lázaro
Sintonía con Fratelli tutti
La cultura del encuentro que propone Fratelli tutti amplía el horizonte: nos invita a pasar de ayudas puntuales a vínculos estables que curen la soledad social. La “mejor política” no es partidismo: es amor en acto que protege a los últimos y busca una unidad más fuerte que el conflicto. Aquí se encuentran el impulso espiritual de Dilexi te y las grandes categorías sociales clásicas (destino universal de los bienes, bien común, subsidiaridad, justicia social).
Para vivir hoy
- Encuentro que humaniza: del “dar a” al “estar con”. Aprender nombres e historias; fijar tiempos estables de visita y escucha; evitar la prisa que despersonaliza.
- Comunidad que sostiene: sumarse o impulsar comedores, economatos, cooperativas de ahorro y crédito, bolsas de trabajo, microcréditos solidarios, redes de familias acogedoras.
- Incidencia que transforma: promover marcos justos (empleo, vivienda, salud, educación) y vigilar su aplicación; abrir canales de participación de los pobres en el diseño y evaluación de proyectos.
- Coherencia personal: revisar consumo, contratos y cadenas de proveedores; preferir comercio justo y finanzas éticas cuando sea posible.
- Espiritualidad encarnada: orar con rostros y nombres concretos; sostener decisiones difíciles a favor de la justicia con intercesión y ayuno.
Para llevar
- La caridad cristiana toca heridas y organiza el bien común.
- Mt 25 es criterio de verdad del discipulado.
- Sin comunión y sin justicia, la ayuda se vuelve filantropía sin Evangelio.
Oración breve
Señor Jesús, enséñanos a reconocerte en el pobre. Quita de nosotros la prisa y la indiferencia. Danos ternura para el encuentro y lucidez para construir justicia. Amén.
Entrada anterior de mi blog en la que hablamos del tema:
Luego pondremos aqui un link al próximo capítulo — “La pobreza como comunión: del asistencialismo a la fraternidad”.
Carlos Enrique Loría Beeche, hijo de Guido, hijo de Arturo, hijos de Dios
| Fuente | Documento / Enlace | Nota |
|---|---|---|
| Exhortación Apostólica | Dilexi te (León XIV) | Texto oficial (puedes reemplazar por PDF propio si lo alojas). |
| Encíclica | Rerum Novarum (León XIII) | Trabajo, propiedad y bien común. |
| Encíclica | Fratelli tutti (Francisco) | Amistad social y amor político. |
| Biblia | Mt 25,40; Lc 1,52–53 | Indica tu traducción preferida (p. ej., BJ/Jerusalén). |

Excelente catequesis. Muchas gracias por compartirlo. El compartir con el hambriento, sediento, vestir al desnudo y buscar albergue al que no tiene donde dormir es una obligación de todo cristianó, es difícil pero debemos hacerlo, además de orar incansablemente por ellos
Drogadictos, alcoholicos, emigrantes, indigentes y familias en crisis. Dios nos ayude a no abandonarlo, porque seremos juzgados en el amor..