La Tentación del Monte Tabor

La escena de la Transfiguración de Jesús, narrada en los Evangelios de Mateo (17:1-9), Marcos (9:2-8) y Lucas (9:28-36), es uno de los momentos más sublimes en la vida pública de Cristo. En este episodio, Jesús revela su gloria divina a Pedro, Santiago y Juan, preparándolos para los momentos de prueba que habrán de venir en la pasión. La tentación que surge del Monte Tabor, sin embargo, nos deja una lección profunda: no podemos quedarnos en el consuelo de lo sublime, sino que debemos descender al mundo para vivir nuestra misión.

La Narrativa Evangélica

Los evangelios coinciden en los elementos esenciales del evento:

  • Mateo 17:4: Pedro dice: “Señor, qué bien estamos aquí. Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.
  • Marcos 9:5-6: “Pedro tomó la palabra y dijo: ‘Rabí, qué bien estamos aquí. Vamos a hacer tres tiendas…’. No sabía lo que decía, porque estaban llenos de temor”.
  • Lucas 9:33: Mientras Moisés y Elías se separaban de Jesús, Pedro dijo: “Maestro, qué bien estamos aquí. Vamos a hacer tres tiendas…”, sin saber lo que decía.

El deseo de Pedro refleja la “tentación del Tabor”: permanecer en la gloria celestial y evitar el camino de la cruz.

Comentario de los Padres de la Iglesia

San Agustín

San Agustín, en su sermón sobre la Transfiguración (Sermón 78), comenta:
“Pedro quería permanecer en el monte, pero Cristo descendía para la redención del mundo. Prefería a Cristo glorioso que a Cristo crucificado, olvidando que fue por la cruz que alcanzó la gloria”.

El comentario de San Agustín subraya que la gloria del Tabor no es un fin en sí misma, sino una anticipación de la victoria obtenida a través del sufrimiento.

San Juan Crisóstomo

San Juan Crisóstomo, en su homilía sobre Mateo 56.3, dice:
“El Señor se transfiguró para mostrar a sus discípulos lo que habría de venir después de la cruz, para que no se escandalizaran de su muerte. Pedro, sin embargo, no entendió esto y quiso quedarse en el monte, como si la gloria pudiese ser obtenida sin sufrimiento”.

Crisóstomo destaca la conexión entre la cruz y la gloria, enfatizando que la transfiguración era una lección de fortaleza para los apóstoles.

Reflexión Espiritual

La “tentación del Monte Tabor” es también una realidad para nuestra vida cristiana. Muchas veces anhelamos permanecer en momentos de consuelo espiritual, evitando los retos que implica seguir a Cristo. Sin embargo, la transfiguración nos recuerda que el camino hacia la resurrección pasa por la cruz.

  • Qué bien estamos aquí: Como Pedro, podríamos desear quedarnos en nuestra zona de confort, evitando los sacrificios necesarios para cumplir nuestra misión.
  • Descender al mundo: Cristo nos llama a bajar del monte y a vivir nuestra fe en medio de los desafíos cotidianos, llevando la luz de la transfiguración a los lugares de oscuridad.

Aplicación Práctica

  1. Busca momentos de consuelo espiritual, pero no te apegues a ellos: La oración y la contemplación son necesarias, pero deben fortalecernos para nuestra misión diaria.
  2. Abraza la cruz en tu vida diaria: Reconoce que los momentos de dificultad son parte del camino hacia la gloria.
  3. Ilumina el mundo con la luz de Cristo: Como los apóstoles, estamos llamados a ser testigos de lo que hemos visto y llevarlo a los demás.

La transfiguración nos enseña que la gloria divina se manifiesta plenamente cuando abrazamos el sufrimiento con fe y esperanza, confiando en que la cruz siempre lleva a la resurrección.

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