Un apunte personal sobre Efesios 4,8
Este pequeño estudio nació de un intercambio en nuestro grupo de excompañeros. El comentario de un amigo sobre Efesios 4,8 me empujó a escudriñar la Palabra, mirar el contexto y volver al eco de la Tradición. El versículo dice:
«Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad; dio dones a los hombres».Efesios 4,8
Quiero agradecer explícitamente a Juan Carlos Fernández, compañero que cada mañana se toma el tiempo para edificarnos con un aporte bíblico positivo. Su constancia es un signo de fraternidad que nos anima a comenzar el día con la Escritura en el corazón. Este comentario también nace gracias a ese estímulo.
Cómo llegué al texto
En Ef 4,1–6, san Pablo nos llama a la unidad: humildad, mansedumbre, paciencia y el vínculo de la paz; no es unidad forzada, sino fruto del Espíritu. En 4,7–10, explica que a cada uno se le dio gracia «según la medida del don de Cristo», y ahí cita el salmo: Cristo desciende (encarnación y sepultura) y asciende; en esa subida «lleva cautiva la cautividad»: vence a los poderes que nos tenían sujetos —pecado y muerte— y libera a su pueblo. Finalmente, en 4,11–16 concreta esos dones en ministerios y carismas (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) para edificar el Cuerpo de Cristo hasta la madurez y la unidad de la fe.
La cita y su fuente
San Pablo cita el Salmo 68:18 (67:19 LXX) y lo aplica a Cristo. El salmo dibuja al rey victorioso que entra en Sión y, tras su triunfo, reparte al pueblo el botín. San Pablo, leyendo el salmo a la luz de la Pascua, subraya que el Resucitado no solo libera, sino que distribuye dones a su Iglesia: lo que Cristo recibe del Padre, lo comparte con nosotros.
Patrística en breve
San Juan Crisóstomo observa que no hay oposición entre «recibiste dones» (en el salmo) y «dio dones» (en Efesios): se trata del mismo misterio visto desde dos ángulos, porque el Señor comunica a su Cuerpo lo que de plenitud ha recibido. San Agustín explica «llevaste cautiva la cautividad» de dos modos convergentes: o bien Cristo conquista la muerte que tenía a los hombres sujetos, o llama «cautividad» a los mismos hombres liberados del enemigo y llevados ahora en el cortejo del Vencedor. En ambos casos, el sentido es pascual: el Señor libera y ordena todo para habitar en su pueblo.
Qué significa hoy
«Llevó cautiva la cautividad» proclama liberación: el Resucitado ha roto cadenas. Pero no se queda ahí: capacita a su pueblo con dones para la misión y la unidad. La Ascensión no es ausencia; es presencia derramada: Cristo, exaltado, da su gracia “según la medida” a cada bautizado para el bien común (cf. 1 Co 12; Ro 12). La libertad recibida es misión: los dones están para servir, custodiar la unidad y hacer crecer el Cuerpo en caridad.
Para orar y vivir
- «Señor, muéstrame cuál es el don que me diste y cómo deseas que lo ponga en juego hoy».
- Custodiar la unidad: humildad, paciencia y paz (Ef 4,1–3) en lo cotidiano.
- Servir donde estoy: familia, trabajo, comunidad. La gracia se concreta en gestos.
Oración breve: Señor Jesús, venciste nuestras cadenas y colmaste a tu Iglesia de dones. Muéstrame el mío y dame valentía para ponerlo hoy al servicio.
— Carlos Enrique Loría Beeche, hijo de Guido, hijo de Arturo, hijos de Dios.
Referencias: Ef 4,1–16; Sal 68(67),18; 1 Co 12; Ro 12. Lectura principal en Biblia de Jerusalén; ecos patrísticos en Crisóstomo y Agustín (comentarios al Salmo 68 y a Efesios).