Hoy, 22 de marzo de 2025, celebramos con alegría y profunda gratitud el matrimonio de Lydia —la querida hija mayor de mis hermanos Javier y María— con Bernardo. Como tíos, testigos y creyentes, participamos de esta unión con el corazón lleno de bendiciones.
El matrimonio es más que un contrato; es una vocación. Es el llamado a amarse con el amor con que Dios ama: fiel, paciente, generoso y lleno de verdad. Por eso, nos atrevemos a ofrecerles unas palabras que quizás los acompañen a lo largo del camino.
🙏 Fórmula de entrega mutua
Yo, Lydia, me entrego a ti, Bernardo, como esposa.
Te recibo como el don que Dios ha puesto en mi camino.
Prometo amarte, respetarte y admirarte con un corazón abierto,
hablarte siempre con verdad, escucharte con atención,
y caminar contigo con esperanza, todos los días de nuestra vida.Yo, Bernardo, me entrego a ti, Lydia, como esposo.
Te recibo como compañera, amiga y amor de mi vida.
Prometo cuidarte y honrarte, comunicarme contigo con ternura y claridad,
descubrirte cada día con admiración nueva,
y ser contigo hogar y comunión, en todo momento.
💌 Consejos de unos tíos que los quieren mucho
- Recen juntos. Nada fortalece más un matrimonio que poner a Dios en el centro.
- Escúchense siempre. La buena comunicación es el pan diario de los esposos.
- Respétense incluso en el desacuerdo. El respeto es la memoria del amor en tiempos difíciles.
- Admírense mutuamente. No dejen de maravillarse por lo que son y por lo que Dios está haciendo en el otro.
- Perdónense rápido y abrácense fuerte. Nunca se vayan a dormir con el corazón dividido.
- Sean fecundos en el amor. Que su hogar sea semilla de esperanza para otros, y —si Dios lo permite— para sus hijos.
📜 Palabras de un Padre de la Iglesia
Como escribió San Juan Crisóstomo, gran pastor del siglo IV:
“Haz de tu casa una pequeña Iglesia. Que la oración, la paz y el respeto mutuo reinen en ella.
Que la esposa diga a su esposo: ‘Tú eres mi cabeza’; y el esposo diga a su esposa: ‘Tú eres mi corona’.
El uno sea para el otro cielo en la tierra.”
Queridos Lydia y Bernardo, hoy comienza una gran aventura: la de aprender a amar cada día un poco más, un poco mejor. Que el Señor los sostenga, que María los acompañe, y que el Espíritu los fortalezca en cada paso.
Con todo nuestro cariño y oración,
Tío Carlos y Tía Livia Cristina
Con ustedes hoy… y siempre.